RESUMEN
Un reciente estudio realizado por un equipo del Hospital del Mar ha logrado confirmar la capacidad protectora frente a la enfermedad de Alzheimer de hablar dos lenguas maternas; la influencia positiva que este hecho tiene sobre la reserva cognitiva del individuo (resistencia del cerebro frente a posibles daños) contribuye al retraso en la aparición de la EA y de su posterior progresión. En España, más de un millón de alumnos recibe educación bilingüe (como en Galicia, Cataluña o País Vasco), y favorecer esta tendencia puede suponer una buena estrategia de salud comunitaria de cara a la prevención de la neurodegeneración.
Un reciente estudio liderado por Josep Deví, psicólogo clínico y neuropsicólogo del Hospital del Mar, y que ha sido publicado en la revista especializada Neurología.com, ha logrado confirmar la capacidad protectora frente a la EA de hablar dos lenguas maternas.
La reserva cognitiva (resistencia del cerebro frente al daño, acumulada gracias a aprendizajes y desarrollo intelectual) parece ser aquí el factor clave, puesto que esta facultad se vería aumentada en sujetos bilingües por el mero hecho de manejarse en dos lenguas diferentes.
Esta reserva cognitiva incrementada supondría una mayor resistencia frente al declive cognitivo, lo cual no carece de importancia puesto que, en nuestro país, hay varios millones de personas que hablan indistintamente el castellano y una lengua oficial o cooficial, y más de un millón de alumnos (los mayores del mañana) reciben enseñanza bilingüe.
El equipo de investigación efectuó una concienzuda revisión sistemática, en las principales bases de datos de publicaciones científicas, sobre las correlaciones entre el bilingüismo y el riesgo de padecer EA. Finalmente, 10 estudios formaron parte de la investigación; 7 de ellos apuntan a una relación significativamente positiva entre EA y bilingüismo, 2 sugieren una relación parcial, y solo 1 de ellos no encuentra relación de significancia entre ambos.
Analizando los mencionados estudios, se confirmó el hallazgo de un retraso considerable en el momento del diagnóstico o en el inicio de una sintomatología clínicamente evidente entre la población mayor bilingüe, por comparación a las personas monolingües. Este desfase representa de unos 4,7 a unos 7 años de diferencia, cifra nada desdeñable.
Por tanto, el dominio de dos idiomas maternos puede fehacientemente considerarse un factor contribuidor de la reserva cognitiva y, por ende, un posible elemento protector para la prevención o retraso de la aparición de la EA y otras demencias, así como de su ulterior progreso.
Las implicaciones de estos hallazgos guardarían especial relación con la prevención de la EA, por encima de su posible utilidad en cuanto a la terapéutica de la enfermedad, en tanto que en la esfera socio-política y educativa podría favorecerse el bilingüismo desde la infancia con el objetivo de preparar cognitivamente a la población frente a posibles eventualidades neurodegenerativas.
A todos aquellos y aquellas mayores que tengan la suerte de hablar dos lenguas madre, desde FAE les recomendamos que no abandonen el hábito de navegar su realidad (leer, hablar, ver la TV, etc.) de forma igualitaria entre ambas lenguas; de esta manera, las propiedades protectoras del bilingüismo pueden mantenerse a lo largo de la totalidad del ciclo vital. Una buena manera de hacerlo es mediante el mantenimiento de la socialización, con familiares y amigos, que provengan de nuestra misma región en la que se hablen dos lenguas oficiales.