El objetivo principal del estudio pretendía observar si un programa combinado de orientación sobre una dieta saludable, el ejercicio, la estimulación cerebral y el control de los factores de riesgo como la hipertensiónpodrían tener repercusiones en el funcionamiento cognitivo y en el riesgo de desarrollar demencia.
De las 1.260 personas con edades comprendidas entre los 60 y los 77 años incluidas en este estudio, la mitad fueron asignadas para recibir esta intervención multidominio, mientras que la otra mitad actuó como grupo de control y sólo recibieron consejos generales de salud. Todos los participantes pasaron las pruebas estándar para medir su funcionamiento cerebral en el inicio, pasado un año y dos años más tarde, al finalizar el seguimiento.
La investigación se llevó a cabo a través de un ensayo controlado aleatorio (ECA) doble ciegopor ser el mejor tipo de estudio para averiguar si una intervención es eficaz.Los participantes también tenían que tener la función cognitiva promedio un poco más bajo de lo esperado para su edad. Esto fue establecido por el cribado cognitivo mediante pruebas validadas.
Cualquier persona con una demencia previamente diagnosticada o sospechada, personas con otros trastornos importantes, tales como depresión mayor, cáncer afectación severa de la visión o la audición, también fueron excluidas.Todos los participantes tenían su presión arterial, el peso, el IMC y la cadera y circunferencia de la cintura medido al inicio del estudio, y de nuevo a los 6, 12 y 24 meses.
El grupo de intervención recibió, además de los consejos generales de salud, un programa intensivo que constaba de cuatro intervenciones en distintas áreas.
Dieta
El consejo de la dieta se basó en las recomendaciones nutricionales finlandesas que por lo general incluyen un alto consumo de frutas y verduras, el consumo de cereales integrales y productos lácteos y cárnicos bajos en grasa, lo que limita el consumo de azúcar a menos de 50 gramos por día, uso de la margarina vegetal y aceite de colza en lugar de mantequilla , y al menos dos porciones de pescado a la semana.
Ejercicio
Para el programa de ejercicio físico se siguieron las directrices internacionales. Consistía en programas individualizados para la fuerza muscular progresiva (de una a tres veces por semana) y ejercicio aeróbico (de dos a cinco veces por semana), utilizando las actividades preferidas por cada participante.
El entrenamiento cognitivo
Se realizaron sesiones grupales e individuales, que incluían asesoramiento sobre los cambios relacionados con la edad, estrategias cognitivas de memoria y razonamiento, y el entrenamiento cognitivo individual realizadoa través de ordenadores, realizados en dos períodos de seis meses cada una.
El tratamiento médico
La gestión de los factores de riesgo metabólico y cardiovascular para la demencia se basó en las directrices ofrecidas por las guías sanitarias nacionales basadas en la evidencia. Esto incluyó reuniones periódicas con la enfermera del estudio y un médico para las mediciones de la presión arterial, el peso y el IMC, circunferencia de la cadera y la cintura, exámenes físicos, y recomendaciones para la gestión de estilo de vida. Los médicos del estudio no prescribieron medicamentos, pero sí recomendaron a los participantes ponerse en contacto con su médico en caso de necesidad. No sabemos cuántas personas en cada grupo buscaron tratamiento para la presión arterial alta o colesterol, y esto podría haber afectado los resultados.
Al analizar los resultados obtenidos, los investigadores encontraron que los resultados generales de la función cerebral en el grupo que recibió la intervención fueron un 25% mejores que en el grupo control. Especialmente en el área que evalúa las funciones ejecutivas, (aquellas que inician, organizan, integran y regulan los procesos de pensamiento), las puntuaciones fueron un 83% superiores al grupo control. Destaca también un 150% de mejoría en las pruebas sobre velocidad de procesamiento en comparación con los participantes del grupo control.Sin embargo, la intervención parece no tener ningún efecto sobre la memoria de las personas.
Este estudio sugiere que una combinación de asesoramiento sobre el estilo de vida, actividades de grupo, sesiones individuales y de control de los factores de riesgo parece mejorar la capacidad mental en las personas mayores en situación de riesgo de demencia. Los resultados muestran que un enfoque combinado es beneficioso. Lo que no está claro es en qué grado de diferencia se realizó el manejo clínico de los factores de riesgo cardiovascular de los distintos grupos. Ambos recibieron consejos de salud, pero los participantes del grupo de intervención fueron controlados con más frecuencia.
Con todo, parece que este estudio proporciona una prueba más de los beneficios de un estilo de vida saludable. Una buena regla es que aquellas actividades consideradas beneficiosas para el corazón, tales como el ejercicio regular y una dieta saludable, también son buenas para el cerebro. Hay que empezar a considerar al cerebro como a un músculo. Si no se ejercita, se atrofia.
El estudio tuvo una amplia repercusión mediáticaen el Reino Unido. Muchos periódicos informaron que el estudio mostraba cómo las intervenciones en factores relacionados con el estilo de vida pueden reducir el riesgo de demencia. Esto es incorrecto; el estudio analizó sólo el rendimiento cognitivo en personas con riesgo de demencia.
Se requiere de más investigación para comprobar si las intervenciones utilizadas en el estudio fueron eficaces en la prevención de la demencia y no sólo en una mejora del rendimiento cognitivo.
(The Lancet, marzo 2015)
Escrito por Luis García
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