Webinario hospedado por Paola Barbarino, CEO de ADI.
De entre los ponentes más relevantes, destacan:
- Profesor Gill Livingston, Prof. de Psiquiatría de la Gente Mayor, UCL.
- Diana Blackwelder, defensora del colectivo de personas con demencia y miembro de la junta directiva de Dementia Alliance International (DAI), EEUU.
- Sonia Desuza, cuidadora, proveniente de las Islas Vírgenes Británicas.
- Profesor Craig Ritchie, Jefe de Psiquiatría y Envejecimiento, Universidad de Edimburgo.
- Nina Renshaw, Directora de NCD Alliance.
- Dr. Melinda Power, Directora del GWU Institute for Neurocognition and Dementia in Aging (INDA)
ADI realizó una encuesta (muestra = 70.000 personas) en 2019 que reveló que casi un 80% del público general está preocupado por la posibilidad de desarrollar demencia en uno u otro momento de sus vidas, y 1 de cada 4 personas opinan que no existe ninguna medida preventiva contra esta enfermedad. Esto lleva a la deducción de que las múltiples y extensas campañas a favor de la reducción del riesgo de demencia, realizadas durante los últimos años, han carecido de cierta efectividad y no han logrado la verdadera concienciación del público.
Sin embargo, como comentan los ponentes, sí que existen gran cantidad de medidas a tomar para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo la demencia, si bien esto no es en ningún caso una certeza ya que la genética juega un papel central. A medida que la población global envejece, es de esperar un aumento significativo en las tasas de enfermedades crónica como demencia, diabetes e HTA. Pero en el caso de la demencia, el estigma y la falta de concienciación asociados a ella implican un notable retraso en la concienciación de la reducción de riesgos. Es por ello de vital importancia que el sector sanitario, la sociedad civil, la investigación, los grupos de lucha por los derechos y los gobiernos de todo el mundo estén a la altura y logren asegurar que tanto los individuos como los sistemas se hallan correctamente equipados y comprometidos con la introducción de estrategias de reducción de riesgos.
Con todo, como se hace evidente a lo largo del webinario, el panorama de la reducción de riesgos no es en absoluto simple y, a medida que la base de conocimiento crece, más y más preguntas surgen, y entre ellas se encuentra la cuestión de la ‘culpa’ en personas que viven con enfermedades no transmisibles. La pandemia por COVID-19 ha incrementado a su vez la prevalencia de muchas enfermedades no transmisibles (como el Alzheimer), a la vez que ha puesto en riesgo el curso de progreso de las políticas acerca de demencia logradas durante los últimos años. Las personas que viven con demencia presentan mayores riesgos de complicaciones graves, e incluso muerte, vinculadas a la COVID-19.